Durante la historia humana registrada, la sonrisa abierta ha sido «profundamente pasada de moda», observó el escritor Nicholas Jeeves en su ensayo «The Serious and the Smirk: The Smile in Portraiture». Hoy, percibimos y valoramos la sonrisa como una indicación de amistad, felicidad o afecto. Es un requisito previo para las fotografías, para entablar amistad, para generar una aprobación. Los occidentales de siglos pasados se abstuvieron de sonreír para retratos para evitar mostrar su dentadura perforada por las caries y con piezas dentales faltantes, la mala higiene dental era tan común que no se consideraba un detractor del atractivo.
Por Jorge Afanador
En el mes de febrero del presente año, Madrid pudo disfrutar la exhibición de las pinturas de Sofonisba Anguissola en el Museo del Prado, Prado, y entre las obras exhibidas una sonrisa muy especial hizo que pensara por que razón los museos son tan fríos y sin sonrisas e sus obras.
Según la crítica, existen encontrado explicaciones de todos los tipos. Para posar para un retrato al óleo llevaba días completos,as en sesiones agotadoras. Es decir, una sonrisa hipócrita para mantenerla es prácticamente imposible , la risa es un acto espontáneo y es tal vez uno de los mas difíciles de fingir., pues esta como el sonrojo o vergüenza implican reacciones imposibles de permanecer en el tiempo, sujetas a las emociones , impulsos y a una serie de movimientos y tensiones musculares faciales, nunca cotidianos, que además son muy difíciles de interpretar por el artista.
El concepto sobre las sonrisas ha ido variando a lo largo de la historia en cuanto a su connotación cultural. En el siglo XVII, por ejemplo, la clase aristrocrática y los históricos mecenas del arte, relacionaban las sonrisas amplias mostrando los dientes con la clases social baja, los bufones, los actores y los borrachos, como los Velázquez inmortalizó en su obra el Triunfo de Baco. Los retratos que mostraban amplias sonrisas no se correspondían, pues, con la solemnidad perseguida por la mayoría de las personalidades que podían costearse una obra de este tipo.
El triunfo de Baco, de Velázquez, 1628 -1629, en el Museo del Prado
Los artistas del barroco holandés inmortalizaron el día a día eligiendo protagonistas para sus obras, a personajes de los niveles más bajas de la sociedad. La risa casi parece un factor común. En El hijo pródigo, de Gerrit van Honthorst el claroscuro y la escena jocosa, clandestina esta inundada de sonrisas. En muy pocas ocaciones esta escena salió de la expresión artística que interpretaba las clases bajas, opuestas a la alta en donde las emociones no se debían exteriorizar, al pueblo, a la masa que en cierto modo los consideraba semidioses, y estos sus indudables amos sin ninguna debilidad terrena por lo mundano.
El hijo pródigo, de Gerrit van Honthorst, 1623, en la Alte Pinakothek de Múnich.Rembrandt en algunos de sus autorretratos los expresó con risa, que pueden considerarse predecesores de nuestros selfisAsí, para Jones, el Autorretrato de Marie Louise Élisabeth Vigée-Lebrun con su hija, de 1786, es sumamente revolucionario: porque es uno de los primeros que dejan escapar (aunque muy ligera) una sonrisa.Autorretrato de Marie Louise Élisabeth Vigée-Le Brun con su hija, 1786, en el Museo del Louvre, en París
Un excelente ejemplo de la vida y la poca vida que trató de representar es The Laughing Violinist de 1624. Desde el Renacimiento, cualquier referencia a la música en la pintura generalmente se interpretaba como un símbolo de amor. Van Honthorst, nuevamente inspirado por Caravaggio, quería ir mucho más allá, con connotaciones sexuales tan explícitas como para abrir nuevos caminos. Y así, su violinista risueño no solo tiene una expresión lasciva y una risa casi audible, sino que está haciendo un gesto con la mano universalmente entendido. Lo que es bastante brillante de la pintura es que, por sí sola, atraviesa los límites del gusto contemporáneo con pura habilidad (al igual que las pinturas de Caravaggio). Pero cuando está colgado, según lo previsto, inmediatamente a la derecha de su retrato Girl Counting Money, queda claro a quién se dirige la burla. Es un diálogo explícito, tal como lo hizo Leonardo con la Mona Lisa , pero sin la pretensión de sutileza. Van Honthorst resuelve el problema de la sonrisa abierta asegurándose de que la veamos tal como existe, no como una expresión, sino como una reacción.
El violinista de risa de Gerrit van Honthorst (1624) – Fuente .
En Nicholas Nickleby (1838-39) de Charles Dickens, la retratista Miss La Creevy reflexiona sobre el problema:… La gente está tan insatisfecha e irrazonable que, nueve de cada diez veces, no hay placer en pintarlos. A veces dicen: «¡Oh, qué serio me ha hecho ver, señorita La Creevy!» y en otros, «¡La, señorita La Creevy, qué sonrisa!» … De hecho, solo hay dos estilos de pintura de retratos; lo serio y la sonrisa; y siempre usamos lo serio para las personas profesionales (excepto los actores a veces), y la sonrisa burlona para las damas y caballeros privados que no se preocupan tanto por parecer inteligentes.
Los holandeses, probablemente aliviados al ver la parte posterior del estricto régimen calvinista del siglo XVI, celebraron su vida cotidiana y sus experiencias con el arte que fue hecho para ser inclusivo. Una actitud tan relajada nunca tuvo éxito en países donde prevalecía una actitud más protectora hacia la clase.
A lo largo de la historia es posible encontrar algunas excepciones, aunque con sonrisas sutiles y ambiguas. Antonello da Messina, pintor del Renacimiento italiano, pasó a la posteridad por inmortalizar a muchos de sus retratados con una media sonrisa, supuestamente como reflejo de sus sentimientos y de su vida interior. Sin ir más lejos, su Retrato de marinero desconocido se ha considerado durante mucho tiempo como la sonrisa más enigmática del arte, hasta que fue desbancado por La Gioconda.Retrato de marinero desconocido, de Antonello da Messina, 1465-1470, en el Museo Mandralisca, Cefalù, Italia
Efectivamente, La Gioconda, que Leonardo da Vinci pintó a comienzos del siglo XVI, empezó a atraer más y más atención durante el siglo XIX, hasta que acabó convirtiéndose en la sonrisa (aunque también sea leve) más llamativa del arte. ¿Por qué aparece sonriendo la protagonista del retrato? La respuesta es un enigma, como casi todo lo que rodea a esta obra. Incluso con el paso de los años han seguido surgiendo nuevas teorías en torno a ella. En 2018, un científico llegó a decir que una afección en la tiroides le obligaba a mantener esa expresión, aunque muchos otros estudiosos tampoco terminan de verlo claro.
Vaya a saber cómo Leonardo persuadió a la Mona Lisa para que sonriera; su expresión de labios apretados probablemente era bastante difícil de mantener. La ambigüedad inducida por el sfumato de su significado habla al debate más amplio sobre la boca en el retrato: «un conflicto en curso entre lo serio y la sonrisa», escribe Jeeves. ¿ La Joconde ofrece a sus televidentes una invitación coqueta o un desprecio burlón?
Enigmática, intrigante, coqueta y seductora, la sonrisa de la Giocondo ha recibido siglos de adoración y críticas que e resumen en las comisuras de sus labios… John Ruskin afirmó que se trataba simplemente de una «caricatura», a lo que un joven llamado Walter Pater respondió en su Renacimiento : «Todos los pensamientos y experiencias del mundo han grabado y moldeado allí … el animalismo de Grecia, la lujuria de Roma, el misticismo de la edad media con su ambición espiritual y amores imaginativos, el regreso del mundo pagano, los pecados de los Borgia … ‘
El artista francés Marcel Duchamp en 1919 creó triunfalmente su versión, aumentando la sonrisa con un elegante bigote y titulándola LHOOQ , que solo exacerbó las cosas de manera deslucidamente dadaísta. (LHOOQ traduce fonéticamente como ‘ella tiene un culo caliente’, pero también se relaciona con una expresión idiomática de ‘fuego abajo’.) Para Jules Michelet, ella pudo haber sido objeto de amor romántico: para Duchamp, ella era el objeto de espíritu masturbación.
Yo diría que la sonrisa más grande de Leonardo en realidad aparece en su San Juan Bautista (ca. 1513–16), que es una imagen bastante desconcertante. De hecho, la sonrisa de complicidad de San Juan es un fenómeno mucho más común en la historia del arte occidental.
La sonrisa también contiene una gran cantidad de significados culturales e históricos discretos, la mayoria de de ellos desalineados con nuestras percepciones modernas de calidez, disfrute o incluso felicidad. En el siglo XVII en Europa era establecido que los pobres, borrachos, lascivos y bufones eran las únicas personas que sonreían ampliamente. Para las clases altas mostrar los dientes era una violación a la etiqueta y la formalidad. San Juan Bautista De La Salle, en Las reglas del decoro cristiano y la civilidad de 1703, escribió:Hay algunas personas que levantan el labio superior tan alto … que sus dientes son casi completamente visibles. Esto es completamente contradictorio con el decoro, que prohíbe que descubras tus dientes, ya que la naturaleza nos dio labios para ocultarlos.
Filosofemos, si un pintor hubiera persuadido a su modelo para que sonriera, para plazmarlo en el lienzo, radicalizaría inmediatamente el retrato, por inusual e indeseable. A esto hay que añadirle que casi siempre el artista era contratado por una paga, y con seguridad también tendría exigencias de entrada que respetar.
John Singer Sargent, en su estudio de 1890 ya entrando en la era industrial, hizo un retrato para la señorita Eleanor Brooks , a quien dibujó con una sonrisa que logra ser verdaderamente cálida y civilizada. Desechando lo logrado posteriormente lo transformó con una expresión más compuesta en el trabajo final, claramente insatisfecho con el resultado, o tal vez criticado. El mismo expresó: «Un retrato es una imagen de una persona con algo mal en la boca». Que pasó por su mente para corregir esta obra?, es un interrogante pero si es claro que un pintor de su capacidad le fue difícil, finalmente, reconciliar la sonrisa con su reputación.
La fotografía empezó a transformar esta tara de la sociedad y las expresiones empezaron a ser captadas expontaneamente, un ejemplo son las fotografias de Abraham Lincoln que nos dejan ver un hombre más conocido que la mayoría, en su día, por su sentido del humor, ya que había una serie de historias bien conocidas sobre él que regularmente provocaban risas entre los que estaban en su compañía. Si bien hay algunas imágenes informales de él con un aspecto claramente avuncular, un ingenio no elimina la esclavitud sin una fuerte oposición crítica, y en su imagen más conocida, el ‘Retrato de Gettysburg’, adquiere la expresión más grave imaginable. Tan poderosas son estas imágenes que así es como generalmente se lo recuerda hoy. Mark Twain, un contemporáneo de Lincoln,carta al Sacramento Daily Union :Una fotografía es el documento más importante, y no hay nada más condenatorio para bajar a la posteridad que una sonrisa tonta y tonta captada y arreglada para siempre.
En el siglo XX, las sonrisas se fueron haciendo algo más comunes en el arte. Las mejoras en la fotografía y la aparición del cine fomentaron su uso como una forma de revelar las emociones internas de los retratados, lo que se tradujo en que algunos artistas se lanzaran a explorar su potencial expresivo. El expresionista abstracto Willem de Kooning, por ejemplo, recurrió a la sonrisa para representar su Mujer I, la primera de su serie de mujeres en las que rechaza la figura tradicional femenina de la Venus e inmortaliza una figura casi demoníaca, muy influenciada por las diosas paleolíticas. La sonrisa le sirve para potenciar su fiereza.Woman I, de Willem de Kooning, 1950–52, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York
Tal vez el ejemplo más destacado de artista con un uso de la sonrisa constante a lo largo de su producción es el de Yue Mijun, artista chino enmarcado dentro del Realismo Cínico chino, que constantemente se autorretrata con sonrisas especialmente exageradas, casi maniacas. Influenciada por la historia del arte oriental en su representación de Buda y la publicidad, lo que oculta su risa es, en realidad, una profunda crítica política y social del país en el que vive.
Cielo azul y nubes blancas’ del artista chino Yue Minjun durante la Feria de Arte ‘Art Paris’, en 2014. FRANCOIS GUILLOT/AFP (Getty Images)
La introducción de la fotografía también supuso un salto enorme en la reproducción de las sonrisas. Aunque esto no ocurrió desde el principio, ya que las fotografías transmiten seriedad y solemnidad causada también por las limitaciones tecnológicas, que exigían tiempos de exposición elevados para lograr plasmar las instantáneas. Pero, en realidad, incluso cuando las cámaras mejoraron reduciendo estos tiempos, la ausencia se mantuvo salvo algunas excepciones como la famosa fotografía titulada Eating rice, China, de la expedición del historiador Berthold Laufer tomada en 1904,, Laufer un historiador y antropólogo de expedición en el extranjero, ssintió necesario capturar la esencia y diferencias culturales del país en el que se encontraba.
En los últimos años, los selfies, los abrazos, las expresiones de afecto inundaron los álbum de fotografías, hoy las redes sociales son un homenaje a la sonrisa, acompañada de tratamientos dentales en todas las esquinas de las ciudades, de la privacidad pasamos a la total exposición de nuestra intimidad. La transformación digital de las imágenes puede templar los musculos faciales para recrear una intrigante Monalisa en un aburrido rostro.
Referencias
Porque las sonrisas son tan raras en la historia del arte? https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-smiles-rare-art-history
El serio y la sonrisa La sonrisa en el retrato https://publicdomainreview.org/essay/the-serious-and-the-smirk-the-smile-in-portraiture
¿Existieron los dientes en el Renacimiento? Arte y la sonrisa con dientes, 1300-1600 https://longstreet.typepad.com/thesciencebookstore/2009/01/jf-ptak-science-books-llc-post-464—did-teeth-exist-in-the-renaissance-well-while-breezing-through-a-bunch-of-art-monograp.html
Porque en las obras de arte sonrie tan poca gente? https://verne.elpais.com/verne/2020/06/08/articulo/1591612785_835894.html
Artista renacentista Sofonisba Anguissola https://www.commonwealthclub.org/events/2020-02-04/renaissance-artist-sofonisba-anguissola
Your cup will be delivered to the author. A cup of coffee is not much, but it warms and gives strength to create further. You can choose to treat a author.
A cup of coffee with PitStop for 50 rubles.
A cup of coffee with a gas station for 100 rubles.
A cup of coffee with a Cafe for 150 rubles.